Nuestro Colegio recoge en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Sevilla el Premio al Mejor Proyecto de Innovación del Certamen FIRST LEGO LEAGUE

 

Hace muchos meses, cuando nos embarcamos en esta aventura, teníamos claro que desde nuestro Departamento de Ciencias y Tecnología, no sólo queríamos impartir conocimientos académicos dentro de nuestras asignaturas, sino que queríamos formar a nuestros alumnos en valores, y hacer de ellos personas críticas, con actitudes y aptitudes.

Así, con esa mentalidad siempre vigente, empezamos a trabajar sobre una idea clara: ayudar a crear un mundo mejor, un mundo inclusivo y un mundo para todos. Nos pusimos en la piel de aquellas personas con alguna discapacidad, y pensamos en cómo sería su vida en esta época de pandemia global que nos ha tocado vivir. Comenzamos a trabajar y a realizar una búsqueda seria de información, y nos decantamos por el atletismo, uno de los deportes más practicados por personas con discapacidad visual. Tuvimos claro que queríamos ayudar a personas con este problema y en parte, de aquí viene el éxito de nuestro proyecto de innovación: Tener clara una meta desde el inicio e ir mejorándola día tras día.
 
Pronto surgió la idea de que llevar guía era un impedimento en todos los sentidos, por lo que planteamos la opción de crear algún instrumento que nos permitiese darles autonomía, integrándoles unos sensores. Esta idea empezó por un gorro, se transformó en un chaleco y terminó por ser unas hombreras, algo mucho más ligero y cómodo para el deportista. Sabíamos qué tipo de sensores queríamos y gracias a que nuestros alumnos están familiarizados con el mundo tecnológico, ya que desde Primero de la ESO cursan una asignatura de Programación, Robótica, y Diseño 3D, conseguimos integrar la tecnología en nuestro proyecto a pesar de ser algo muy complejo.
 
Queríamos unos sensores ultrasonido que nos permitiesen mantener al atleta seguro en cada momento. Hasta aquí nos gustaba el cuerpo que iba cogiendo nuestro proyecto, pero quisimos ir más allá. Sólo con esto no alcanzábamos nuestro objetivo, que no era otro que la completa autonomía de los deportistas, por lo que se nos ocurrió que, a través de sensores infrarrojos, podríamos medir los kilómetros e indicarles a los atletas cuando tenían que ir girando. Esto lo introdujimos dentro de los zapatos de los deportistas, pues es lo que más cerca está de la pista de atletismo.
 
Ya sólo nos quedaba unirlo todo, porque tener sensores por distintas partes del cuerpo emitiendo una señal a personas que debían estar centradas compitiendo, creímos que podría ser perjudicial en ese momento de tensión, por lo que lo conectamos todo a una pulsera, que sería la encargada de emitir una única señal. Esta se iba a emitir gracias a unos zumbadores, que vibrarían de manera diferente en función de si la señal la emitían las hombreras o los zapatos. De esta manera habíamos logrado hacer a los atletas con esta discapacidad visual personas autónomas, sin necesidad de llevar guía. Objetivo cumplido.
 
Pero una vez más no quisimos quedarnos ahí, estábamos convencidos de lo valiosa que era nuestra idea y del potencial que teníamos. Ahora debíamos saber venderlo.
 
Aprovechamos nuestros conocimientos con distintas herramientas digitales y las desplegamos todas. Por un lado, recreamos nuestra idea con diseños 3D a través de Tinkercad, por otro lado quisimos darle un toque realista a nuestro proyecto utilizando CoSpaces. Esta herramienta nos permitió crear un museo virtual, donde formar e informar a todo tipo de personas con y sin discapacidad. La idea era que allí pudieran ver en funcionamiento nuestro prototipo. Por último, creamos un Genially, algo interactivo y atractivo para los jueces y el público. En él, introdujimos muestras de nuestros diseños 3D realizado con Tinkercad, vídeos explicativos y el CoSpaces para cerrar así una presentación y un proyecto de innovación redondo que nos llevaría a lo más alto.